Tuesday 28 August 2007

esperando

Ella esperaba. El frio tenia sus extremdades congeladas, desarmadas... Habian acordado de juntarse esa tarde, como todos los dias para luego ir rumbo a casa, para luego seguir con los rituales diarios, con el compromiso habitual que se esboza al cimentar la vida. Habian acordado como siempre, esperarse a la salida del metro, en la hora peak cuando el tumulto de gente salia de sus rutina para irse a casa, donde se esperaban los amantes, se veian los novios y se despertaban una serie de otras sensaciones.
El llegaria. Ella lo abrazaria como todos los dias. Ella se pondria feliz de tenerlo de nuevo junto a si, ya que el amor y la felicidad es como si duraran un dia... un solo dia en un momento, solo es un regalo... y ella sabia que en la vida habian momentos prestados, personas prestadas, e imagenes de duracion escasa.. el resto era la rutina, la vida, el respirar, el moverse... ella se preguntaba cuando terminaria aquel prestamo, cuando deberia volver a adecuarse a la monotonia de un segundo.
Seis y cuarto. Ya llevaba 15 minutos.
Tal vez la teoria del prestamo era mentira.
Seis cuarenta y cinco.
El jamas demoraba tanto, habria jurado que el hombre del abrigo gris era el, pero jamas le habia conocido un abrigo gris en el tiempo que tuvieron, en los años que vivieron...
Siete veinte...
Se sento sobre su abrigo negro. La gente pasaba, pero el no llegaba, el habia desaparecido en un suspiro, de la misma forma en la que aparecio.
Ocho. El ya no llegaba.

Thursday 16 August 2007

Entre sus recuerdos, se dibuja una rosa de colores indefinidos. Esos sueños de recurrencia máxima eran su pudor y su extrañeza, eran su esperanza y su desilusión, su marca y su punto de partida. Entre sus recuerdos hay cintas, tal vez especificando lazos de algun evento no consecutivo, cintas en una caja, tal vez llena de cartas, tal vez llena de nada, o quizás otra de las invenciones de su cabeza. No era raro que los recuerdos fueran una mera ilusión, una mentira, un juego de imágenes que se deslizaban y se enrollaban en su mente, sucesiones de inventos que se alejan de una realidad certera.
El invierno habia desatado su crudeza aquel mes. Las hojas se quebraban al contacto de las pisadas, el agua era rígida, el aire era de vapor... Caminar era el más doloroso de los intentos por comprender. Detuvo un rato su caminar, miro hacia el cielo.
Nada.
No había sido como aquel día templado, cuando ambos miraron hacia el mismo cielo, y sin embargo estando en el mismo lugar ya no merecía un reflejo o un esbozo de sonrisa. No podía ser cierto que aquel día hubiese muerto luego de ponerse el sol, luego de acabados amaneceres y rojos de furia, luego de carcajadas y promesas varias, luego de incidentes sin destino ni origen.
Mejor volver, como si aquel verano jamas hubiese existido, olvidar, comerse las palabras.
Entre sus recuerdos figuran unos lentes. La caja está algo oxidada y herrumbada, el tiempo no quiso ser clemente, probablemente aquella caja estuviese plagada de recuerdos robados, de objetos perdidos, que lástima que ya no esté para poder preguntarle.

Wednesday 15 August 2007

al dormir

Imaginaba las sombrías imágenes saliendo de su cabeza, como ellos reirían cuando la noticia se expandiera hasta los más recónditos rincones y ángulos existentes... imaginaba que al otro día temprano; al salir de la ducha iba a ver su casa inundada de manos, pies, cabezas y voces resonantes preguntando, exigiendo, de miradas desafiantes y vacías, de reflejos vagos y falaces...al otro día encajaría sus pies en sus pantuflas al salir de la ducha y tendría el desafiante ejemplo de no contestar nada, o tal vez de emitir sonidos, quizás de expatriarse, de sacarlos a todos hasta su irrealidad verde, de plantas y seres irreales, donde sabía; todos se burlarían de ella.
Podía imaginarse las bromas en televisión, podía ver sus propias caricaturas en revistas locales, sus ojos de sombras violaceas, sus ojeras irremovibles en un estado de exageración máximo, sus ojos en el espejo... luego de lo que tan inmensamente había planeado... podía verse a si misma contestando mentiras, haciendo alusiones vagas acerca de lo que fue o de lo que no fue, de la inconsistente existencia de la irrealidad encontrada, se sabía muerta socialmente, se sabía desencajada en los escritos y en los recuerdos de alguien que tal vez yacía sin respirar al otro lado de su propia existencia.
Imaginaba que al fin, luego de sumergirse en la anonimidad de las cosas, de la simpleza de existir, caminar y producir lo suficiente para solventarse, alguién más iba a darle los créditos. La cama estaba helada, la luz entraba en ondulantes reflejos en sus sábanas. Tal vez sería bueno no dormir esta noche. Sería la última, aquella que iba a dirigir los pasos y las flechas hacia el otro camino, sería la última con su ropa, con su cama, con sus murallas tapizadas en flores y recuerdos de papel, la última en su creación de matices y reflejos, la última mientras mantenía los ojos bien abiertos...